"Intentar volver a estar en casa dentro del lenguaje: es la idea de la que me parece una alegoría ese pequeño cuadro del siglo XV que siempre me ha impresionado, La virgen del árbol seco, del primitivo flamenco Petrus Christus. Sobre el tronco del árbol la mujer, arropada en un majestuoso manto rojo, sujeta a su hijo levemente entre los brazos. En torno a su figura estilizada, las ramas secas forman un óvalo que la enmarca, como un eco del óvalo del cuerpo y el óvalo del rostro. Destacando sobre el fondo completamente negro, unas letras "a" doradas penden de las ramas como enigmáticos frutos. Si uno las cuenta, resultan ser 15 letras iniciales de no se sabe qué alfabeto de silencio, trazadas con letra gótica.
Expulsados de la naturaleza -el Árbol de Paraíso está irrevocablemente seco-, nos queda la opción de intentar algo a partir de esos frutos culturales que son los fonemas de nuestro lenguaje, las letras de nuestra escritura. En esa tentativa de volver a construir una casa, esta vez dentro del lenguaje, los poetas pueden echar una mano".
Fragmento extraído del libro "Resistencia de materiales. Ensayos sobre el mundo y la poesía y el mundo (1998-2004)", de Jorge Riechmann (Editorial Montesinos. Ensayo. 2006).
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