El invierno se adentra en la ciudad
asomando un pie y escondiendo el otro.
El extraradio ha dejado alguna ventana abierta
y la corriente se ha colado en el dormitorio
la lluvia llega con su alboroto de chapa
en los ociosos aires acondicionados.
Todo parece de andares tan grises
a pesar de la ginebra, el chocolate, el porno.
El invierno sobrecoje mi corazoncito burgués
y practico minutos de odio, te odio, me odio, mi odio.
Luego comienza algún programa, llega algún email,
alguna hoja cae de forma graciosa
y todo se recompone nuevamente.
Chupo un reloj de pulsera que huele a sudor frío
no ha pasado ni un minuto
y el odio como el invierno
ha asomado un pie y ha escondido el otro.
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jueves, 2 de diciembre de 2010
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1 comentario:
Habria que elevar al odio, como una pasion inv(f)ernal. Los alemanes lo saben muy bien, cuando pronuncian la v como f.
Erick.
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