Lo primero que hago si estoy triste es
buscar un cortaúñas (las tijeras no son
adecuadas para estos casos); siento
un extraño alivio al encontrarlo
se escondía
debajo
de una carpeta
de artículos
de periódico
antiguos; ahora la tarea
es doble; releo
los titulares -y me da por pensar
en tiburones-; luego corto:
empiezo por el meñique
del pie izquierdo y acabo
en el pulgar
de la mano derecha.
Porque sé del cambio
que está sucediendo
me dejo las uñas
en centrarme.
Felipe B.
Jorge Riechmann sobre el libro "Wet floor" de Beatriz Aragón
Hace 25 minutos
No hay comentarios:
Publicar un comentario