Tu rostro es un viajante

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Tu rostro es un viajante,
un paraje sin rejas ni parejas
una tela que late,
un paisaje de letras,
un pasaje de páginas que han dado en el blanco,
una hoguera mantenida por las piedras de tus piedras,
por los higos de tus higos,
un avión con escala técnica en el interior de los cigarros
y en el de los violines
y en el de las montañas
y en el de los eneldos.
Tu rostro es un viajante,
un barco que surca bosques,
un tren de anguilas excitadas,
un submarino que escruta
el grito en la gruta que desborda
las ganas de garganta,
un ala delta del tamaño del alma,
un cohete preñado de aplausos,
unos pies que tatúan a cada paso el mundo de andar por calle,
una casa giratoria orientada al detalle de verte.
Tu rostro es todo el sol que puedo
recolectar en este invierno absorto,
toda la alegría que puedo abarcar
sin miedo a equivocarme,
la misma alegría que encuentra
besos de cuneta y abrazos de tacón
cambiando de estación en cada bicicleta.

Felipe B.